Un grupo de ratones recoge frutos para poder pasar el invierno en la madriguera. Todos trabajan en la recolección menos uno, Frederick, que observa atentamente el entorno. Los otros le piden por qué no trabaja. Él responde que sí lo hace, recoge otro tipo de provisiones: sensaciones, colores, palabras... Los otros le dejan a su aire y continúan recogiendo frutos. En invierno los alimentos se acaban y los ratones piden a Frederick dónde están sus provisiones. Él sube a una piedra y recita un poema que habla de las sensaciones del verano: les habla del aroma de los frutos y los ratones los imaginan; les habla de los colores de las flores y ellos las visualizan; les habla de la calor de los rayos del sol y ellos tienen la sensación de que los calienta. "Frederick", le dicen, "tú eres un poeta" y él responde: "lo sé" y se ruboriza.

Como en todas las obras de Leo Lionni, en ésta encontramos una enseñanza no moralizante clara: nos anima a integrarnos en nuestro entorno siendo nosotros mismos. Para ello, incide en el valor de la palabra como transmisora de la propia individualidad a la colectividad, reivindicando la necesidad de alimentarnos no sólo físicamente y poniendo de relieve la función artística del lenguaje al utilizar el lenguaje poético.

Lionni es uno de los artistas y publicistas que revolucionan la concepción del álbum ilustrado a partir de la década de 1960. Tal y como señala Teresa Duran en su libro Álbumes y otras lecturas, Lionni y otros artistas y diseñadores de publicidad como Bruno Munari inciden en el mundo del libro infantil introduciendo elementos para narrar visualmente las historias que quieren contar. Investigan en la creación de personajes utilizando nuevas técnicas, como el collage, que Leo Lionni usa para construir personajes a Frederick como reflejo de las diferentes texturas y colores que observamos en el entorno natural.