La vida de Pingüino es muy complicada. En la Antártida hace muchísimo frío. Y no le gustan ni la nieve ni el frío. Tampoco le gusta ir a pescar porque los depredadores lo intentan cazar, ni ser igual que el resto de pingüinos y, para más inri, le gustaría volar, pero no puede... Cuando una morsa se le acerca y le explica todas las cosas buenas que lo rodean y como es de afortunado en realidad, en Pingüino reflexiona y se da cuenta que, a pesar de todas las dificultades con las cuales se topa, está exactamente donde le corresponde de estar.
¿A qué sabe vuestra luna? ¿Y la de vuestros hijos? Podéis descubrirlo con esta historia de camaradería mientras habláis de la importancia de la cooperación y de la diversidad de preferencias.
¡Una reinterpretación en clave feminista y revolucionaria de los cuentos de toda la vida!
Un cuento sobre la amistad, con final feliz, con las tiernas y divertidas palabras de Joyce Dunbar y el inimitable estilo de las ilustraciones de Horácek.